domingo, diciembre 29, 2013

Sexe ~


No me arrepiento de nada.

Mi cabeza esta más que revuelta, ni siquiera se si pueda escribir con la suficiente coherencia como para entender yo misma lo que hago . . .
Pero no te importa
Hace ya tres días volví a hablar con Él. 
SS*
Dije que no lo haría. Dije que resistiría. Juré ante mi misma que . . . no pasaría otra vez.
Solo mírate, no puedes dejar de sonreír. 
Hace un mes más o menos, se rindió la prueba de selección universitaria.
No, no tenía porque importarme. Ya estoy en la universidad, la rendí ya hace dos años.
Mira nada más como pasa el tiempo.
Pero me importó. 
¿Por qué?
Por Él.

Ayer se entregaron los resultados a los millones de estudiantes que realizaron el examen, pero solo me importaba uno.
Sí, solo uno.

Charlamos, estaba preocupado, el puntaje era bueno, pero no lo suficiente como para entrar a la carrera que deseaba ni en la universidad que esperaba. 
Todo le salió mal, se peleó con sus padres, no le hablaban, estaba preocupado, asustado, desconcertado, con la cabeza en mil partes.
Y entre YO.

Antes de todo eso, creo que debo explicar un poco la situación.

Hace ya cuatro años conocí a un niño.
Sí, era solo un niño.
Ambos teníamos apenas 16 años cumplidos hace no mucho.
Lo conocí de la manera más casual del universo.

"Vamos, vamos, vamos, acompañame, no seas mala, no puedo ir sola. Él irá con un amigo y yo debo llevar a alguien"

Claro, porque no llevarme a mi.
Siempre en el colegio fui la buena amiga, la gordita simpática, la excelente alumna, la hija ideal, el sueño de todo padre o hermano, la tímida, inteligente, de buenas notas. 
Si, quizá suene egocéntrico de mi parte, pero así era como.. TODOS ME VEÍAN.
No como eras...
¿Yo? Yo fingía ser feliz, yo deseaba ser perfecta, anhelaba ser completa.
Ya varios años desde eso . . . ¿no? Las cosas cambian . . .
El punto. 
Simplemente la chaperona ideal.
Fea, gorda, simpática, risueña, conversadora, pero ubicada.
IDEAL. 
Ella, mi amiga, alta, guapa, morena, delgada.

Y .. simplemente, lo conocí.
No me explayaré mucho, pero solo porque todo ese detalle ya lo he narrado más de una vez, y porque claro esta en About me.

Resumiendo la situación, fue mi primer novio, el amor de mi vida, mi primer hombre, lo fue todo.
Por tres años.
La relación fue hermosa.
Sí, tuvimos problemas.
Sí, no eramos perfectos.
Pero llego la tormenta.
Hace un año o más . . .  la relación se volvió intermitente.
Los errores volaban, las peleas abundaban, los engaños. . . si, también hubo engaños.
Y debo reconocer, que también las cague más de una vez, pero es que es un don, no todos lo tienen.
Terminamos, volvimos, terminamos, beso a una chica, volvimos, terminamos, estuvo con otra, bese a una chica, bese a mi mejor amigo, volvimos, beso a otra chica, terminamos, volvimos, terminamos, se dio al carrete y a las fiestas, enloquecí, volvimos, terminamos . . .
Cada una de esas situaciones son reales y largas de explicar, dolorosas muchas de ellas y hermosas otras.
Dios sabe que lo amabas, y lo amas. 
La ultima vez que terminamos . . . pues pasaron tan solo tres días, y se acostó con su ex. El odio, el rencor, la ira.
Me juré . Que no. Que no quería más, que no volvería a ocurrir. Lo juré.
Dije que no caería otra vez.
Que no me amaba.
Debo destacar también que la ultima vez que terminamos, pues me porte como una pendeja, lo trate peor que mierda, lo subí y lo baje con insultos y llantos.
Era uno de tus peores momentos.
Lo se, pero jamás será una excusa. 
Justo en ese momento, hace ya cuatro o cinco meses atrás, pasaba por una de mis peores crisis. La depresión, el dolor, la ira, el desconcierto.
Fue espantoso.
No volvería con él. Decisión final.

El tiempo paso, las charlas volvieron.
Con alguna mala excusa siempre uno o el otro encontraba razones para hablar.
Me prometió mar, cielo y tierra si volvíamos, me dijo que me amaba, dijo que yo era lo mejor de su vida . . .
Pero paso el tiempo . . . y las cosas cambiaron.
Las charlas disminuyeron.
Yo no iba a volver, por nada del mundo. 
Me dijo que una vez dada la prueba se las jugaría por mi.
¿Y que ocurrió?
Me había pedido que de igual manera lo acompañara a su fiesta de graduación. ¿ Como decir que no? él estuvo en la mia, el me apoyo, ya estaba pagada la comida y la invitación . . . y lo amaba. A pesar de todo, lo amaba.
Dije sí.
Unas semanas más tarde, yo había estado a dieta. (No iba ir echa una gran bola de grasa no?), viendo el tema del vestido, que corte de pelo me haría, como me teñiría, como me arreglaría las uñas, que ropa interior usaría, cuantos porros llevaría de regalo ( sí, le iba a regalar marihuana), todo. . . TODO planeado con lujo de detalles. ¿Y? 
Paso el tiempo.
Un mensaje, otro, charlamos.
"Preferiría que no fueras a mi graduación, será incomodo, y quiero estar tranquilo"
Solo quería sacarme los ojos en ese momento. 
Lloré como nunca, odie como nadie.
A la mierda, a la mierda todo lo echo, todo lo planeado, a la mierda la dieta ( sí, siempre me desquito con la comida, ¿una estupidez no?)
El tiempo paso, no hablamos más.
Comencé a comer como bestia, subí lo poco que había bajado . . . y más . . . llegue a los 93 kilos. Otra vez.

Tiempo después, hace no mucho, volví, volví a mi blog. 
Necesito escribir, es una droga, mi mejor droga. Solo dejarlo aquí y que nadie me vea sufrir ni lamentarme por estupideces.
Le escribí.
Con ira.

"espero la hallas pasado bien en tu gala"

Fue . . .

Respondió. No me importo.
A la mierda.

El día de la prueba le escribí, de corazón, le desee la mejor de las suertes, le dije que estuviera tranquilo.
Sí, olvido rápido.

Me escribió. Charlamos.

Volviendo al hoy, ocurrió lo primero que narré. 
Estaba mal, los puntos habían sido dados, me acongojé. 
Quería ayudarlo, estar ahí, apoyarlo, demostrarle que no estaba solo.
¿Por que?
Porque lo amo.

Le ofrecí acompañarlo a ver las carreras, le envié datos y mallas curriculares.
Me ofrecí a acompañarlo a las ferias de postulantes. 
Dijo sí.

Hoy.
Sí, hoy fue.

Anoche no podía dormir.

Me levante de la cama, ya eran las 2.30 am.
Prendí un cigarrillo con la cocina, porque simplemente no tenía un maldito encendedor.
Caminé, pensé.
No podía dejar de pensarlo, así de simple.
Volví a mi cama, me recosté, cerré los ojos, y lo recordé. 
Sus manos grandes, sus besos húmedos, sus caricias.
Traté de replicarlas torpemente, pero algo servían. 
El peso de su cuerpo sobre el mio, sus caricias bruscas, sus dedos largos, su respiración acelerada.
Todo, todo en mi mente, y más.
Me toqué, lo disfrute unos minutos.
Disfrute el recuerdo.
Me dormí en simple paz.

Hoy desperté a las 7.00 am, como si fuera el reloj más exacto del mundo.
Nos juntaríamos a las 2.00 pm.
¿Que mierda? porque mi cuerpo siempre me despierta temprano cuando estoy nerviosa.
¿Nerviosa?
Sí, el estomago me daba vueltas, y los pensamientos volaban.
Dormí otra vez.
Desperté.
Me duche, me vestí y desayune un té.
Nada más.
Fume un par de cigarrillos, revisé los blogs.
Un mensaje.
"Mejor a las 3.00 pm"
Bien, estaba lista.

Salí de mi casa, con las piernas temblorosas, compre una cajetilla de cigarrillos, fume.
El humo me provoco nauseas, el estomago me daba vueltas.
Subí al bus.
Jamás había tardado tan poco en llegar a la estación.
Me baje, me mareé. 
"Si no como algo, seguro que vomito cuando lo vea, de solo los nervios"
Justo fuera de la entrada del metro había un niño vendiendo miles de cosas con diez mil calorías cada una.
Compré lo más "sano".
Galletas craker.
Mientras bajaba las escaleras contaba nerviosa cuantas venían en el empaque.
 "22, 22 galletas, que número más poco preciso maldita sea, ¿y las calorías?"
En ese instante casi me caigo por las escaleras, un detalle.
Me subí al metro.

Mensaje
"Quieres venir a almorzar a mi casa"

¡NO! no quería, que verga! estoy echa un bola enorme de grasa, no quiero que me veas así y menos aun comiendo!

"No, mejor no. Juntemonos allá"

Llegué primero.
Siempre llego primero y puntual.
Bueno, su casa estaba a solo una estación, no tardo.
Me senté en la entrada del lugar, prendí un cigarrillo y bebí agua.
Leí.
Llegó.
Lo vi a lo lejos.
Creí de verdad que iba a vomitar o algo por el estilo.
El estomago se me salía por la boca y mi corazón no dejaba de palpitar.

Lo llamé
"Te veo"
"Yo no, donde estas?"
"Al frente tuyo idiota"
"Pero.. levanta la mano. . . AH! ya te vi"

Nos saludamos de manera casual, recorrimos, leímos.
Nada útil.
Había otra feria, unas seis estaciones más allá.
Decidimos ir.

El metro.
Se sentó en el suelo y yo en un asiento junto a él.
Su pierna roso por un segundo la mía.
Me congelé.
Sí, una estupidez más.
Podía sentir a mil por hora.
Me miraba, lo miré, desviaba la mirada y yo la mía.
Llegamos, reímos, hablamos, preguntamos, decidimos.

"Me debes un café"
"Lo se"
"Pero hace demasiado calor, creo que quiero un jugo del Dunkin"
"No se donde hay. .. "
"Deja buscar ... "

Pues no encontré el maldito local.

"Vamonos caminando a tu casa"
"Si, eso mismo quería"

Caminamos cinco estaciones de metro, largisimas.
No me importo.
Reimos, charlamos, bromeamos.
Como si nada hubiera pasado.
Como amigos. . .

"Te invito un helado"

Comimos.
No importó.
Pero cada vez que daba una cucharada . . . mi panza crecía, mi cuerpo se desparramaba. 
Le robé helado.
Me desconcentré. 
Charlamos, reímos.
Silencio.

Caminamos hasta su casa . . . igual que antes . . . las bromas volaban de un lado a otro.
Las risas, los empujones, tal como si tuviéramos 15 otra vez.

Llegamos, hablamos con sus padres, quedo todo resuelto.
Estudiaría Filosofía.

¿Lo imaginan? Me encanta.
Si una estupidez, pero no saben como me emociona.
Salí a fumar.
Me siguió.
Charlamos.

"Subamos?"
"Bueno"

Llegamos a su cuarto.
Llame a mi padre.

"Es tarde, no te puedo ir a buscar, vente tú sola, AHORA"

Mentí 
Mensaje
"Tomaré once y voy" 
Nos recostamos. Como antes.
Nos miramos.
Me dio las gracias, sus ojos brillaban, su rostro serio.
Le cogí la mano.

"No es nada, aun que te odie con todo, me sigues importando"

Me abrazó. Mi boca quedo a la altura de su frente.
La besé.
Una, y otra y otra vez, lentamente.
Su brazo cruzaba mi cintura
Nuestras piernas se entrecruzaron.
Baje la cabeza, charlamos.
Me beso la mano.
Besé su mejilla.
Nos acercamos.
Charlamos suave, como contando un secreto que nadie debe oír.
Su boca se acerco a la mía, nos tocamos las narices, la moví contra la suya, como los viejos tiempos.
Ahí, acostados.
Sin que nada importara.
Nos besamos. 
Un beso largo.
Moví mi pierna y la acerque a las suyas.
Se adentro en su entre pierna, toque.
Sus manos comenzaron a moverse, como recorriendo camino ya conocido.
Mi cuerpo se volvió perfecto por unos minutos.
Se acerco más hasta no poder.
Bajó su cabeza, comenzó el carnaval. 

Sus manos me recorrían tal cual como había imaginado la noche anterior, mis manos bajaban justo a donde debían. 
Sus besos recorrieron mi cuerpo.
Mis manos el suyo. 
Tocó.
Toqué.
El sudor, el calor, las caricias, los besos.
Sus dedos, malditos dedos.
Directo a donde deben.
Me sentí húmeda, lo sentí firme.
Entró.

Otra vez . . .  como antes.
No dejaba de pensar en eso . . . antes.
Fue hermoso, preciso.
Terminamos.

"Debo irme"
Me arreglé, se arregló. 
Y antes de irme, me abrazo.

"No se hasta cuando no volveré a estar así, deja un rato más."
Lo besé, me besó.

Me despedí de sus padres, me llevo al paradero.

"Ves? por esto es que no podemos ser amigos"

La sonrisa de estúpida nadie me la sacaba del rostro.
Llegué.
Tenía que escribirlo.

No importa, ya no me importa nada.
No quiero más malditos  planes que no van a resultar.
No quiero que me pregunten más ¿y que harás? ¿ Y ahora que? ¿Por qué? ¿ Para que?
Me vale madre.
Así de simple.
Quiero vivir. Quiero disfrutar.
¿Que pasará mañana?
Quizá no volvamos a hablar, quizá peleemos, no lo se.
No me importa, solo quiero saborear este momento.
Disfrutarlo.

Se que me ama.
Se que me tratarán de ilusa o ingenua.
No importa.
YO LO SE.
Se que me ama tanto como yo a él.
Pero se que ahora no es el momento.
Ahora no es.
Entrará a la universidad, conocerá mujeres nuevas, distintas, con el mismo pensamiento de él.

¿Lo más divertido de todo?
Es que si llega a entrar.
Estaremos en la misma facultad.
Quien lo diría ¿No?

Quizá quede de tonta, o crédula, que mierda, no me importa. 

"No quiero sufrir S* , no quiero volver a sufrir"

Le dije eso mientras estábamos en la cama.
Sé que el también sufrió. Vivimos cambios.
Comenzamos como niños, terminamos como adultos.
Pero . . . La maldita atracción.
Oh! maldita y bendita.
Es inevitable.

Lo odio.
En verdad lo odio.
Pero detrás de eso. . . no puedo dejar de negar . . .
Lo amas.
Lo amaré.

Maldita sea. No más planes. Jamás resultan.
Solo vive.

5 comentarios:

  1. Tenia ansiedad de leer esto. La historia, pues creo que se parece a casi todas las relaciones actuales (la mía no ha sido así, hasta el momento he sido fiel... y espero que el también, aunque hay muchos celos, miedo...). Me encanta lo ultimo que escribes, hay que disfrutar. El amor es un riesgo que vale la pena correr...

    ResponderEliminar
  2. Me encanto la forma en la que escribiste!!!
    Es tan cierto todo!!!
    Te hagan lo que te hagan, te traten como pendeja, te engañen, LO QUE SEA, si lo amas vas a perdonar!!!!
    Malditos hombres.

    Espero que te juntes de nuevo con S.
    Puedo leer que se aman.

    Cuidate mucho ♡

    ResponderEliminar
  3. hey! balla que me costo trabajo entender el formato de tu blog! pero en fin me encanto, te sigo!

    ResponderEliminar
  4. Nadie te puede aconsejar sobre esto, pero siempre está bien que alguien lo lea. Disfruta del momento siempre que puedas

    ResponderEliminar